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San Andrés, el barrio pesquero, ha cambiado mucho. Aquel día, Luis y yo parecíamos dos anticuarios buscando reliquias.
Entramos en Casa Alfonso. Tiene unas mesas junto a la barra pero, si conoces el bar, encuentras un patio interior delicioso al fondo del pasillo. Un ficus inmenso da sombra a todas las mesas y en las paredes aún quedan algunos recuerdos marineros de la antigua decoración. Es que Casa Alfonso tuvo una época muy animada, pero llegaron los modernos restoranes con sus frigoríficos acristalados para el marisco y todo se acabó. Como dicen ahora, vender simplemente pescado de playa no está in.
Comimos bien. Una sama al horno para los dos, papas arrugadas y mojo cilantro. Hasta que nos sirvieron: cerveza, queso blanco y churros de pescado. Comida casera.
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MIR, Jaime. El caso del cliente de Nouakchott. Oristán y Gociano, 2011
Y como no he encontrado ninguna receta en vídeo de la sama al horno, tendrá que ser «a la espalda»